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Libros de viajes
José María López Dafonte
Desde los relatos de viaje en los tiempos de Homero a los de la epopeya espacial de Neil Armstrong, la realización del gran sueño anhelado durante siglos por la fantasía humana, poner el pie en la Luna , evidencian que el viaje y su relato son un instrumento cultural a lo largo de la historia del hombre.
En la época clásica, los relatos de viajes no solamente tendrán un punto de arranque sustancial, sino que además jalonan una edad dorada, paradigmática dentro del concepto y la esencia de las rutas de los héroes de la Hélade.
Ya en el siglo VIII a de J.C., aparecen dos extraordinarias epopeyas de la cultura griega:
Obsesionado con la obra de Homero, el alemán Henrich Schliemann (1822-1890) viajó hasta Grecia y Asia Menor. El objetivo era redescubrir la mítica Troya. Con los textos de la Iliada y la Odisea como única guía, el alemán se adentró en Turquía y realizó excavaciones en la colina de Hissarlik. Y fue allí donde emergió una ciudadela que describió muchos siglos antes el célebre “historiador” heleno.
La labor investigadora del viajero Henrich Schliemann es un referente para algunos de cómo perseguir el pasado de nuestra civilización por medio de los relatos de viajes pertenecientes a la antigüedad.
Si en la época clásica descansan los cimientos de la literatura de viajes, la Edad Media y Moderna significan un hito en los relatos de exploraciones y aventuras que tendrán su punto de inflexión en el Libro de las maravillas del mundo, gracias al épico viaje al Asia oriental del veneciano Marco Polo (1254-1324). Su legendario periplo influyó de manera notable en un obstinado viaje que protagonizó el genovés Cristóbal Colón. El esfuerzo del navegante, bajo los auspicios de los Reyes Católicos, valió la pena. Las consecuencias tuvieron un significado especial: el descubrimiento del continente americano.
En definitiva, los libros de viajes fueron, durante mucho tiempo, la principal fuente de información asequible para que un europeo entrase en contacto con otras culturas sin salir de su casa. En este ámbito merecen mención especial los británicos, quienes ya desde el siglo XVII, se convirtieron en el pueblo más viajero de Europa y, aún más importante, en los principales devoradores de este género literario.
De esta manera se explica que Darlrympe (1737-1808), Southey (1774-1843), Ford (1796-1858), Widdrington (murió en 1856), Borrow (1803-1881), Carnavon
(1866- 1923), Bell(1868-1926)…son sólo una muestra de apellidos ilustres británicos que llegaron a España y concretamente a Galicia, dejándonos excelentes obras de enorme importancia para un mayor conocimiento, en cuanto a afirmación o contraste , de nuestra idiosincrasia.
Y, sin lugar a dudas, pocos viajeros por la Península Ibérica llegaron a ser tan conocidos como George Henry Borrow, natural del condado de Norfolk.
The Bible in Spain es, sin entrar en vaguedades, la obra que hizo más popular a Don Jorgito el inglés, cariñoso sobrenombre que se dio al pintoresco viajero en España. Borrow fue un personaje que gozó de gran celebridad y, al mismo tiempo, sus “ cavilaciones” en torno a su estancia en nuestro país ( años 1835 , 1836 y 1837 ), contaron con infinidad de lectores en Europa y Norteamérica ; asimismo The Bible in Spain sirvió de acicate para que muchos curiosos y aventureros se adentrasen en España.
Se publicará en Londres en 1843, en tres volúmenes. Lamentablemente, no se editó en España hasta 1921. A partir de la publicación de 1896, anotada por U.R. Burke, el escritor y político don Manuel Azaña llevó a cabo su traducción y su introducción en 1921, utilizando como prólogo la biografía que, sobre George Borrow publicó William Knapp en 1899.
Aunque algunos afirman que Borrow exageraba las tintas, el cuadro de desolación que describe sobre Ferrol en 1837 se debía aproximar bastante a la realidad :”…en ninguna parte se manifiestan la miseria y la decadencia de la moderna España con tanta fuerza como en Ferrol…La hierba crecía por las calles y por todas partes me daban en la cara las huellas de la miseria…La mitad de los habitantes de Ferrol piden limosna, y …no es raro encontrar entre ellos a marinos retirados…a quienes se deja perecer en la indigencia…”.La batalla de Trafalgar librada el 21 de octubre de 1815,dejó a la base naval más cercana al Reino Unido,es decir,Ferrol,en un estado deplorable.
Resulta difícil ignorar en los libros de viajes y la imagen de España y Galicia del siglo XIX al francés Alexandre Louis Joseph, conde de Laborde (1773-1842).Su presencia en nuestro país en los primeros años de esta centuria, hará posible la publicación de dos obras: Voyage pittoresque et historique en Espagne y Itineraire descriptif de L´ Espagne, editadas en Paris, respectivamente en 1806 y 1808.La segunda vio la luz en Londres en 1809, y en Valencia en 1816.
Cabe recordar también a Francisco Paula Mellado, nacido en Madrid en los primeros años del siglo XIX. Es autor de la obra Recuerdo de un viaje por España, editada en tres volúmenes en Madrid, años 1849-50 y 51.
El viaje que realiza por Galicia lo inicia en Ribadeo a caballo, para luego dirigirse a Ferrol siguiendo la ruta de Mondoñedo…En cuanto a los gallegos dice que “…son laboriosos, honrados y valientes…”.
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